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Cristo del Coro

  • Autor: Anónimo
  • Medidas: CRISTO: 0,72 X 0,60 X 0,17 cm. CRUZ: 1,47 X 0,77 cm.
  • Época: S. XVII
  • Técnica: Madera policromada
  • Propiedad: Iglesia de la Merced de Murcia

Estudio histórico artístico

Tal y como señala L. Réau, la imagen de Cristo en la cruz constituye el distintivo fundamental y tradicional de la jerarquía cristiana disponiéndoseen el eje del coro de las iglesias , el centro del trascoro o la vidriera o la vidriera axial del presbiterio , entre otros lugares preeminentes.
A partir del siglo XVI adquiere el sentido narrativo, descriptivo y simbólico que avalan numerosos textos ascéticos. Será, además, a finales del Quinientos cuando se fragüen tres elementos fundamentales de la iconografía barroca: la cruz, la figura del crucificado y el sudario. Todos ellos adquieren dimensiones totales; así la cruz es el lecho de la agonía y de la muerte, puede ser un leño arbóreo o tallado al que se adhiere el cuerpo del Redentor mediante tres clavos (siguiendo las Revelaciones de Santa Brígida). La imagen de Jesús se marca con todos los elementos propios del naturalismo (cuerpo lacerado, heridas en carnaciones, cárdenas superficies, etc.); por ultimo, el sudario es un paño sujeto a las caderas de Dios Hijo, y sin duda marca el elemento más humano del Crucificado, su paño de pureza. Estas son, a grandes rasgos, los nuevos registros vinculados con el Crucificado Trentino. Un cuarto de siglo antes, el Crucificado de lo que ha venido en llamarse bajo Renacimiento es un Cristo-símbolo inspirado en lo apolíneo y mayestático, soportado por una cruz plana que ejerce de trono y escasamente cruento, será la versión manierista de los modelos medievales.
La iconografía de Cristo muerto evolucionó a partir del siglo XIII hacia un concepto religioso inspirado en la piedad y amor a Cristo, influido por las Revelaciones de Santa Brígida y la mística franciscana. La visión de Cristo humanizado conllevó a lo largo de los siglos la plasmación del sufrimiento pero también la de la redención y salvación. En ningún lugar sino en la Cruz se manifestaba con tanta fuerza la doble naturaleza de Cristo, la divina y humana, respectivamente. Ya en el siglo XVI, los grandes artistas del Renacimiento osaron mostrar a Cristo en la Cruz bajo la forma de un dios pagano, desnudo, como un Apolo lacerado, tal es el caso de Miguel Ángel y Benvenuto Cellini. Tras el Concilio de Trento se imponen nuevas fórmulas estéticas en aras de remarcar determinadas improntas dramáticas. 
La obra que nos ocupa es una talla de autor desconocido que se inscribe en los parámetros cronológicos e iconográficos del último tercio del siglo XVI y primeros decenios del siglo XVII. Mantiene todos aquellos resortes espirituales y estéticos derivados de la Contrarreforma y enraíza, a su vez, con la tradición medieval que desde el siglo XI presenta a la figura de Cristo muerto en la cruz. El conjunto resulta de proporciones alargadas, muy en consonancia con los cánones manieristas, como también el virtuosismo descriptivo en el tratamiento de anatomía y carnaciones. La cabeza es estudio de patetismo contenido. Las características estéticas de la obra se relacionan con algunas obras andaluzas, tales como el Cristo de la Veracruz de Sevilla o algunas piezas ebúrneas.

Estado de conservación

Una vez realizadas las diferentes analíticas se pudo determinar con exactitud el estado de conservación de la estructura leñosa así como de la policromía, comprobando el deficiente estado de conservación de las mismas, como corroboraron  las diferentes placas radiográficas realizadas.
 La policromía presentaba una fuerte película de suciedad superficial y restos de barnices con una pátina de óleo. Faltaban diferentes elementos del soporte. Se observaban muchas grietas y fendas en diferentes puntos de la talla. También eran importantes las pérdidas de policromía repartidas por toda la obra. 

Proceso de intervención

1.  Consolidación.

Se ha realizado un sentado de la policromía inyectando una resina acrílica en todas las lagunas y levantamientos, tanto del Cristo como de la Cruz. Previamente se ha inyectado alcohol para facilitar que penetre el consolidante.

2. Limpieza.

CRISTO:
Pruebas:
Antes de comenzar el proceso de limpieza de la policromía se han realizado varios test, para determinar el grado de limpieza, así como  los disolventes que mejor actúan sobre ésta.
Conclusión y  tipo de limpieza seleccionado:
Basándonos en  el triángulo de solubilidad, deducimos  que la sustancia que tratamos de retirar podría ser una resina natural. Por tanto, decidimos limpiar con un jabón resinoso, nos ofrece un resultado muy bueno, ya que realiza una limpieza progresiva, respetando la policromía y permitiendo adelgazar el barniz poco a poco.
CRUZ:
Ha sido necesaria realizar una limpieza mecánica de toda la poliromía de la obra, para eliminar las deyecciones de insectos repartidas por toda la superficie.

3. Estucado.
Se ha realizado con estuco natural coloreado. 
4. Barnizado.
Barnizado a brocha con barniz retoques + esencia de trementina (50:50).
5. Reintegración.
Reintegración cromática realizada a rigattino con pigmentos aglutinados con barniz. Los bordes de la Cruz se resanan con oro fino puesto al agua.
6. Barnizado final.
Se aplica con resinas sintéticas y la resina pulverizada con compresor y pistola.

Imágenes

Cristo del Coro - Imagen 1 Cristo del Coro - Imagen 2