Fue en 1761 cuando Francisco Salzillo realiza el grupo de la Última Cena cuyos patronos y comitentes fueron los nobles apellidos Sandoval y Zarandona para la Cofradía de Nuestro Padre Jesús y que vino a sustituir aquella Mesa de los Apóstoles (1700) realizada por su padre; se trata de un conjunto extraordinario en cuanto a sistema compositivo, actitudes, estudio de expresiones y plasmación de rasgos anatómicos, tal y como señala J. Sánchez Moreno. Para este autor la disposición compleja de este grupo queda estructurada de manera coherente y discursiva al dotar a todas y cada una de las esculturas de unos profundos recursos técnicos y dramáticos que convierten en drama sacro una de las escenografías pasionarias más destacadas del siglo XVIII. Así, la gubia se detiene precisa en rostros y cabellos, manos y plegados de túnicas y mantos alcanzando unas cotas de contenida tensión espiritual.

Los trabajos se han centrado en las trece imágenes de Salzillo, acometiéndose además el trono sobre el que desfilan, obra de Antonio Carrión Valverde.

La restauración comenzó una vez finalizados todos los actos litúrgicos y procesionales relacionados con la Semana Santa del año de 2010, comprometiéndose la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales de la Consejería de Cultura y Turismo de disponer del espléndido grupo escultórico cuando se iniciasen los cultos relativos a los días de Pasión de 2011.

Esta intervención hubiese sido imposible de no existir unas instalacionescomo las que presenta el Centro de Restauración, dotadas de losúltimos medios técnicos y un reconocido equipo humano, ya que a la complejidad de la intervención, hay que sumar un espacio acotado de tiempo para su realización, marcado siempre por el desfile procesional en la mañana de Viernes Santo.

Se ha realizado un exhaustivo y pormenorizado estudio científico del estado de conservación de todas y cada una de las tallas que conforman el grupo, aplicándose técnicas tan distintas pero complementarias como el análisis químico y estratigráfico, radiografía, endoscopia, fluorescencia ultravioleta y macrofotografía.

Este estudio no solo ha servido para conocer el verdadero estado de conservación de la obra, sino que ha aportado importantes novedades sobre la técnica empleada por Francisco Salzillo en la ejecución de sus tallas y que complementa el estudio que sobre el autor viene realizando el CRRM desde hace años.

Como dato significativo, señalar que se han realizado más de 3500 fotografías, cerca de 400 radiografías, 30 videos de endoscopia, 30 croquis de daños y 14 informes de restauración.

La intervención ha ido dirigida, desde un principio, a devolver el esplendor perdido por las imágenes durante las diferentes restauraciones que se han ido sucediendo a lo largo de su vida. Intervenciones documentadas desde el siglo XIX hasta la segunda mitad del siglo XX y que ha “aportado más que eliminado”, encontrándonos unas tallas muy alteradas en cuanto a su aspecto original.

La restauración de la obra se ha centrado en dos aspectos fundamentales:

1. Por un lado, el conocer y frenar las causas de deterioro que estaban afectando a las obras, subsanándolas y evitando su degradación.
2. Por otro, recuperar la policromía original del maestro, tristemente distorsionada y velada por repintes, barnices y suciedad generalizada.