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Cristo de la Agonía
- Autor: Anónimo
- Medidas: Cruz 340 x 185 x 16 cm. / Cristo 190 x 145 x 36 cm.
- Época: Siglos XVII-XVIII
- Técnica: Madera tallada y policromada
- Propiedad: Iglesia de la Caridad. Cartagena
Estudio histórico artístico
Una de las iconografías más conmovedoras relativas a la Pasión de Cristo es aquella que lo representa instantes antes de recibir la lanzada, en una dolorosa agonía con la cabeza ligeramente levantada, los ojos hundidos y suplicantes, la boca entreabierta y una grave expresión de dolor que refleja la emoción de uno de los pasajes más dramáticos de la vida del Señor.
El cuerpo desnudo de Cristo, cubierto por el indicado paño de pureza, responde a unas proporciones de contundente anatomía, de canon vigoroso, de expresivo dolor donde se yuxtaponen unos hermosos miembros lacerados entre los que descuella la llaga del pecho. Herida o llaga relacionada con la iconografía franciscana y algunas tradiciones iconográficas italianas.
Por su carácter rudo de estudiada y perfilada anatomía, y su acentuada expresividad, es una obra propia del Seiscientos donde a través de imágenes poderosas y monumentales como este crucificado se transmite el mensaje establecido tras el Concilio de Trento.
Algunos autores le han adjudicado cierto aire salzillesco, pero la obra presenta rasgos que la vinculan a manos de fuera de nuestras tierras, dada la presencia y contacto permanente con los genoveses muy activos en la zona, la talla podría tener una ascendencia italiana.
No se conoce con exactitud su procedencia pero en una placa al pie de la talla se puede leer: “Propiedad del Santo y Real Hospital de la Caridad”. Dadas las vicisitudes históricas del templo y de la institución hospitalaria, así como el movimiento de obras existente entre las distintas iglesias cartageneras y los monasterios de la ciudad que fueron cerrando sus puertas a lo largo de los siglos, esta escultura llegó a La Caridad desde alguna de las órdenes religiosas de la ciudad portuaria.
El profesor Elías Hernández Albaladejo en “Arte, Ciudad y Arquitectura en la Cartagena del Barroco” alude a esta obra:
“En la Iglesia de la Caridad, a la derecha del acceso principal, hay un Cristo en la Cruz de gran devoción y tamaño natural, que alguna vez se le ha buscado un origen ultramarino y que procede del convento dominico”.
Los siguientes datos, que a continuación se reseñan, son recogidos de los escritos de Manuel Zalvide donde consta la presencia del Cristo de la Agonía en la primitiva iglesia de la Caridad, colocado en 1778 y de la mano de la Orden Tercera Servitas:
“Hiciéronse también en el gobierno del Señor Don Antonio Rato, los seis Retablos de las Naves. El de San Rafael es del Señor Don Josef González Infanzon, que á sus expensas lo fabricó y doró; y el de San Cristoval, se debió asimismo a la piedad de Pedro Posadas, Soldado de Galera, y asi quedaron también en su tiempo situados los Altares de Santa Gertrudis, San Josef, los quatro Santos de Cartagena, y Santa Ana al Norte; y los de San Luis Rey de Francia, la Sacra Familia (en cuyo lugar, la devoción del Señor Don Francisco Rosique de la Llana, colocó a sus expensas en 1780, y estan tratando de dorar, y adornarle, el de San Cayetano) San Christoval, la Santísima Trinidad al Sur, y el Sagrado Corazon de Jesus, donde en 1778 la Orden Tercera de Servitas puso el Santísimo Cristo de la Agonia” pag. 12.
“Con motivo de este exercicio puso a sus expensas la Congregación en el Altar del Sagrado Corazón de Jesus la devotisima Efigie del Señor de la Agonía, costeando también el pavellon de tafetan con guarnicion del oro, conforme esta en está en el mismo Altar” (pag.80.)
La Venerable Orden Tercera se estableció en el Hospital de la Caridad respaldados por el entonces Obispo de Cartagena, el Señor Cardenal Don Luis Belluga, a través de una Bula del 14 de Septiembre de 1723. Se cedió para los cultos a la Virgen Santísima y practicar sus ejercicios una pieza alta o desván en la parte Norte de la iglesia. Entre otros de los cultos la congregación añadió a primeros de marzo de 1778 el “devotísismo exercicio de las tres horas de agonia del Señor en el Viernes Santo, que en el año antecedente habia con aprobacion invoce del Ilustrisimo Señor Don Manuel Rubin de Celis,,,,”.
El cuerpo desnudo de Cristo, cubierto por el indicado paño de pureza, responde a unas proporciones de contundente anatomía, de canon vigoroso, de expresivo dolor donde se yuxtaponen unos hermosos miembros lacerados entre los que descuella la llaga del pecho. Herida o llaga relacionada con la iconografía franciscana y algunas tradiciones iconográficas italianas.
Por su carácter rudo de estudiada y perfilada anatomía, y su acentuada expresividad, es una obra propia del Seiscientos donde a través de imágenes poderosas y monumentales como este crucificado se transmite el mensaje establecido tras el Concilio de Trento.
Algunos autores le han adjudicado cierto aire salzillesco, pero la obra presenta rasgos que la vinculan a manos de fuera de nuestras tierras, dada la presencia y contacto permanente con los genoveses muy activos en la zona, la talla podría tener una ascendencia italiana.
No se conoce con exactitud su procedencia pero en una placa al pie de la talla se puede leer: “Propiedad del Santo y Real Hospital de la Caridad”. Dadas las vicisitudes históricas del templo y de la institución hospitalaria, así como el movimiento de obras existente entre las distintas iglesias cartageneras y los monasterios de la ciudad que fueron cerrando sus puertas a lo largo de los siglos, esta escultura llegó a La Caridad desde alguna de las órdenes religiosas de la ciudad portuaria.
El profesor Elías Hernández Albaladejo en “Arte, Ciudad y Arquitectura en la Cartagena del Barroco” alude a esta obra:
“En la Iglesia de la Caridad, a la derecha del acceso principal, hay un Cristo en la Cruz de gran devoción y tamaño natural, que alguna vez se le ha buscado un origen ultramarino y que procede del convento dominico”.
Los siguientes datos, que a continuación se reseñan, son recogidos de los escritos de Manuel Zalvide donde consta la presencia del Cristo de la Agonía en la primitiva iglesia de la Caridad, colocado en 1778 y de la mano de la Orden Tercera Servitas:
“Hiciéronse también en el gobierno del Señor Don Antonio Rato, los seis Retablos de las Naves. El de San Rafael es del Señor Don Josef González Infanzon, que á sus expensas lo fabricó y doró; y el de San Cristoval, se debió asimismo a la piedad de Pedro Posadas, Soldado de Galera, y asi quedaron también en su tiempo situados los Altares de Santa Gertrudis, San Josef, los quatro Santos de Cartagena, y Santa Ana al Norte; y los de San Luis Rey de Francia, la Sacra Familia (en cuyo lugar, la devoción del Señor Don Francisco Rosique de la Llana, colocó a sus expensas en 1780, y estan tratando de dorar, y adornarle, el de San Cayetano) San Christoval, la Santísima Trinidad al Sur, y el Sagrado Corazon de Jesus, donde en 1778 la Orden Tercera de Servitas puso el Santísimo Cristo de la Agonia” pag. 12.
“Con motivo de este exercicio puso a sus expensas la Congregación en el Altar del Sagrado Corazón de Jesus la devotisima Efigie del Señor de la Agonía, costeando también el pavellon de tafetan con guarnicion del oro, conforme esta en está en el mismo Altar” (pag.80.)
La Venerable Orden Tercera se estableció en el Hospital de la Caridad respaldados por el entonces Obispo de Cartagena, el Señor Cardenal Don Luis Belluga, a través de una Bula del 14 de Septiembre de 1723. Se cedió para los cultos a la Virgen Santísima y practicar sus ejercicios una pieza alta o desván en la parte Norte de la iglesia. Entre otros de los cultos la congregación añadió a primeros de marzo de 1778 el “devotísismo exercicio de las tres horas de agonia del Señor en el Viernes Santo, que en el año antecedente habia con aprobacion invoce del Ilustrisimo Señor Don Manuel Rubin de Celis,,,,”.
Estado de conservación
Crucificado realizado en madera tallada y policromada que presentaba un estado de conservación deficiente. Imagen sobre la que se realiza una profunda intervención posterior (probablemente en el siglo XIX) consistente en repolicromar sobre la original. Ésta se compone de dos capas, una de yeso que sirve de base y otra de color, visible en la actualidad. La explicación para tan agresiva intervención es posible que se deba al mal estado de conservación que presentaba la policromía original, y que es subsanada, no con la restauración del original, sino con la aplicación de una nueva policromía, aplicada probablemente por un escultor o imaginero.
Por tanto, la principal patología que presentaba la obra era esta repolicromía que ocultaba por completo el color original. También hay que señalar la abundante suciedad, barnices oxidados, humos, etc., que se han acumulado posteriormente sobre la nueva policromía, mostrándose completamente oscurecida.
Otro daño a mencionar era la pérdida casi total de policromía desde las rodillas hasta los pies, sobre todo en su cara anterior. Consecuencia de un accidental incendio, como se ha podido verificar por las ampollas existentes en la película pictórica, debido muy probablemente a las lamparillas de aceite que todas las imágenes de devoción tenían bajo sus pies. A esto, hay que sumar la acción de los fieles, que debido a los infinitos roces con las manos han terminado por abrasionar la policromía hasta tal extremo que se ha perdido todo rastro de esta, quedando al descubierto la madera subyacente del soporte.
Hay que destacar las múltiples pérdidas puntuales de capa de aparejo y policromía, que en algunos puntos, permiten ver la policromía original subyacente. Hay que destacar igualmente la existencia de grietas provocadas por movimientos naturales de la madera o por desencolado de los tablones que conforman la imagen.
Por tanto, la principal patología que presentaba la obra era esta repolicromía que ocultaba por completo el color original. También hay que señalar la abundante suciedad, barnices oxidados, humos, etc., que se han acumulado posteriormente sobre la nueva policromía, mostrándose completamente oscurecida.
Otro daño a mencionar era la pérdida casi total de policromía desde las rodillas hasta los pies, sobre todo en su cara anterior. Consecuencia de un accidental incendio, como se ha podido verificar por las ampollas existentes en la película pictórica, debido muy probablemente a las lamparillas de aceite que todas las imágenes de devoción tenían bajo sus pies. A esto, hay que sumar la acción de los fieles, que debido a los infinitos roces con las manos han terminado por abrasionar la policromía hasta tal extremo que se ha perdido todo rastro de esta, quedando al descubierto la madera subyacente del soporte.
Hay que destacar las múltiples pérdidas puntuales de capa de aparejo y policromía, que en algunos puntos, permiten ver la policromía original subyacente. Hay que destacar igualmente la existencia de grietas provocadas por movimientos naturales de la madera o por desencolado de los tablones que conforman la imagen.
Proceso de intervención
- Toma de muestras y analítica de las mismas.
- Estudio radiográfico y examen de la obra con distintos tipos de luz para diagnosticar las patologías presentes en la obra.
- Protección puntual y consolidación de estratos de las distintas zonas que presentaban un riesgo de desprendimiento.
- Realización de diferentes catas para verificar la cantidad y estado de conservación de la policromía original, de modo que nos permitiese tomar una decisión respecto a su recuperación.
Por todo ello, se tomó la decisión de mantener la policromía actual y no recuperar la subyacente.
- Limpieza físico – química para eliminar la abundante suciedad, barnices oxidados, humos, etc.
- Sellado y cosido de grietas.
- Reconstrucción de la capa de preparación.
- Barnizado intermedio.
- Reintegración cromática diferenciada, utilizando la técnica del regattino.
- Barnizado final de protección.