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Cristo de la Misericordia
- Autor: Domingo Beltrán de Otazu
- Medidas: 136 x 120 x 33 cm.
- Época: S. XVI
- Técnica: Madera tallada y policromada
- Propiedad: CARM, depositado en la Iglesia de San Miguel de Murcia
Estudio histórico artístico
Natural de Vitoria y formado en Italia, jesuita y escultor, ingresa en la Orden en 1561 como coadjutor en la Compañía siendo ya un reconocido artista.
La presencia en Murcia de Domingo Beltrán está documentada durante dos periodos distintos: 1570-1576 y 1581-1584; muy pronto destacará como escultor de gran calidad ya que llegaba precedido por las obras realizadas para la Compañía en la Iglesia de Santiago, en Medina del Campo, unaVirgen con el Niño y un Cristo a la Columna, y de fecha posterior elCrucifijo del retablo principal.
Algún autor le ha visto influencias de Picart y de Gregorio Pardo, ilustre escultor-decorador castellano; estando su arte arraigado en el renacimiento plateresco, con sus modelos mórbidos de clásicas aposturas, cabezas de delicadas facciones y contrapostos de influencia romana. Cristóbal Belda y Elías Hernández en la publicación “Arte en la Región de Murcia” (p.185), “le destacan una clara connotación italiana en su obra, con un lenguaje plástico heredado de Miguel Ángel.”
Su paso por Roma le aporta un estilo más puro y delicado, como destaca el padre Gutiérrez Ceballos, y que se refleja especialmente en su obra más significativa en la región, el retablo de la Iglesia de San Esteban. De la portada destacan el San Lucas y Santa Catalina de evocaciones clásicas.
Tras un paréntesis durante un tiempo en Madrid, de vuelta a Murcia ya se encuentra especializado en la talla de imágenes, reconocido por sus grandes Crucifijos. Suyos son el de los jesuitas de Toledo, y el Cristo de los Doctrinos de Alcalá de Henares, el cual presenta solemnidad y grandeza que anticipa los grandes Crucificados de nuestro Barroco.
Para la Iglesia de San Esteban realizó el crucificado llamado Cristo de laMisericordia, actualmente depositado en la parroquia de San Miguel, una hermosa talla de líneas equilibradas cercanas al clasicismo.
Se trata de una talla de impecable técnica, muy afín a los presupuestos romanistas y clasicistas del Quinientos español; vinculada al Cristo de Cellini de El Escorial, su entronque con las primeras improntas del Manierismo otorgan a esta imagen el valor de lo exquisito plasmado en las mórbidas superficies casi ebúrneas del cuerpo desnudo del Señor junto a una serena belleza y atemperado dramatismo que se yuxtaponen al naturalismo de rostro y cuello, cabellos o llagas. Afín a nuestra obra es el Crucificado del Calvario del retablo mayor de San Esteban, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Murcia.
La presencia en Murcia de Domingo Beltrán está documentada durante dos periodos distintos: 1570-1576 y 1581-1584; muy pronto destacará como escultor de gran calidad ya que llegaba precedido por las obras realizadas para la Compañía en la Iglesia de Santiago, en Medina del Campo, unaVirgen con el Niño y un Cristo a la Columna, y de fecha posterior elCrucifijo del retablo principal.
Algún autor le ha visto influencias de Picart y de Gregorio Pardo, ilustre escultor-decorador castellano; estando su arte arraigado en el renacimiento plateresco, con sus modelos mórbidos de clásicas aposturas, cabezas de delicadas facciones y contrapostos de influencia romana. Cristóbal Belda y Elías Hernández en la publicación “Arte en la Región de Murcia” (p.185), “le destacan una clara connotación italiana en su obra, con un lenguaje plástico heredado de Miguel Ángel.”
Su paso por Roma le aporta un estilo más puro y delicado, como destaca el padre Gutiérrez Ceballos, y que se refleja especialmente en su obra más significativa en la región, el retablo de la Iglesia de San Esteban. De la portada destacan el San Lucas y Santa Catalina de evocaciones clásicas.
Tras un paréntesis durante un tiempo en Madrid, de vuelta a Murcia ya se encuentra especializado en la talla de imágenes, reconocido por sus grandes Crucifijos. Suyos son el de los jesuitas de Toledo, y el Cristo de los Doctrinos de Alcalá de Henares, el cual presenta solemnidad y grandeza que anticipa los grandes Crucificados de nuestro Barroco.
Para la Iglesia de San Esteban realizó el crucificado llamado Cristo de laMisericordia, actualmente depositado en la parroquia de San Miguel, una hermosa talla de líneas equilibradas cercanas al clasicismo.
Se trata de una talla de impecable técnica, muy afín a los presupuestos romanistas y clasicistas del Quinientos español; vinculada al Cristo de Cellini de El Escorial, su entronque con las primeras improntas del Manierismo otorgan a esta imagen el valor de lo exquisito plasmado en las mórbidas superficies casi ebúrneas del cuerpo desnudo del Señor junto a una serena belleza y atemperado dramatismo que se yuxtaponen al naturalismo de rostro y cuello, cabellos o llagas. Afín a nuestra obra es el Crucificado del Calvario del retablo mayor de San Esteban, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Murcia.
Estado de conservación
Talla en madera policromada de tamaño menor que el natural. El estado de conservación era deficiente. La principal patología que presentaba la obra era las agresivas intervenciones, sobre todo limpiezas, a las que ha sido sometida la pieza a lo largo su historia. Estas intervenciones han provocado que la policromía que nos ha llegado hasta nuestros días se encuentre completamente abrasionada, habiendo casi desaparecido los restos de sangre y matizaciones de las carnaciones.
A destacar la pérdida de parte del paño de pureza que finalmente pudo ser reconstruido gracias a la presencia de otro crucificado del mismo autor, “hermano” de menor tamaño que el nuestro que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Murcia y que nos sirvió de modelo para copiar las zonas del paño que había desaparecido en nuestra obra.
Tambien hay que señalar la presencia de una agresión vandálica que sufrió la obra en algún momento de su vida, consistente en rodear la imagen con un objeto punzante rallando toda la policromía.
Por último, mencionar la presencia de pérdidas puntuales de policromía que se distribuyen sobre todo en las zonas que coinciden con la existencia de grietas provocadas por movimientos naturales de la madera.
Presentaba pérdidas en el paño de pureza, no existían los dos elementos que forman la lazada lateral. Muchas fisuras y desencoladuras. Repintes antiguos muy alterados. La obra tenía un barniz brillante muy grueso.
A destacar la pérdida de parte del paño de pureza que finalmente pudo ser reconstruido gracias a la presencia de otro crucificado del mismo autor, “hermano” de menor tamaño que el nuestro que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Murcia y que nos sirvió de modelo para copiar las zonas del paño que había desaparecido en nuestra obra.
Tambien hay que señalar la presencia de una agresión vandálica que sufrió la obra en algún momento de su vida, consistente en rodear la imagen con un objeto punzante rallando toda la policromía.
Por último, mencionar la presencia de pérdidas puntuales de policromía que se distribuyen sobre todo en las zonas que coinciden con la existencia de grietas provocadas por movimientos naturales de la madera.
Presentaba pérdidas en el paño de pureza, no existían los dos elementos que forman la lazada lateral. Muchas fisuras y desencoladuras. Repintes antiguos muy alterados. La obra tenía un barniz brillante muy grueso.
Proceso de intervención
- Analítica y toma de muestras
- Protección puntual y consolidación de estratos
- Limpieza fisico-química
- Sellado de grietas
- Reposición del los elementos perdidos en el paño de pureza
- Reconstrucción de la capa de preparación
- Reintegración cromática diferenciada
- Barnizado final de protección