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Inmaculada

  • Autor: Anónimo
  • Medidas: 80 x 38 x 20 cm. Peana 16.5 x 38 x 28 cm.
  • Época: Siglos XVI - XVII
  • Técnica: Madera policromada, dorada y estofada
  • Propiedad: Iglesia de San Juan Bautista

Estudio histórico artístico

Espléndida talla del primer tercio del siglo XVII adscrita al repertorio escultórico de la Iglesia de San Juan Bautista de Murcia. 

Javier Fuentes y Ponte la describe en la séptima capilla, denominada de la Concepción  o de las Hijas de María”…El sitio destinado a la titular es un hueco adintelado, guarnecido por una jamba y defendido con una vidriera; en su fondo, sobre una peana, de andas con plinto superior, hay un dragón alado agrupándose con tres querubines, una media luna y una envolvente de nubes, alzándose y hollando todo ello una estatua de talla de 0m.47 de altura, Nuestra Señora de la Concepción: su esculpido traje se compone de túnica blanca y manto azul, ambas cosas plegadas con sencillez, junta las manos ante el pecho, tiene la cabeza erguida sin acción y sobre su regularmente tallado cabello ciñe una corona real”. 

Sin duda, la intervención ha devuelto el esplendor a una talla de posible origen castellano que bajo la advocación de la Inmaculada Concepción presenta a Maria guarnecida por túnica y manto de ricos brochados sobre una nube con cabezas de angelotes que le sirve de pedestal; la luna bajo sus pies y pisando al Maligno (con aspecto de dragón) configuran todos y cada uno de estos elementos, los atributos clarificadores de la iconografía mariana derivada del Apocalipsis ( 12.La Mujer y el Dragón. 1-6):

“Una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza. Estaba encinta, y gritaba con los dolores de parto, y la angustia de dar a luz. Otra señal apareció en el cielo: un dragón color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos; sobre sus cabezas, siete diademas…”

El dogma de la Inmaculada se declaró en el siglo XIX pero tanto en la tradición religiosa como en las artes visuales y plásticas se mantuvo a lo largo del tiempo un fervor y divulgación inusitado ante esta iconografía mariana. Ya en 1281 el obispo de Barcelona celebró la fiesta de la Inmaculada Concepción de María; determinadas órdenes religiosas, tales como los franciscanos se constituyeron en heraldos inmaculistas en tanto que dominicos combatieron en contra de la proclamación de este dogma. 

Son numerosos los ejemplos desde el Seiscientos en torno a la temática inmaculista, sin olvidar que incluso la familia real de los Austrias (Felipe III, sobretodo) se constituyó en defensora de esta advocación mariana. Así, descuellan los programas iconográficos en torno a la Inmaculada Concepción de las Descalzas Reales (Altar de la Virgen de Guadalupe) o la Capilla de la Purísima Concepción de la Catedral de Teruel; en Murcia la figura del Obispo Trejo, bajo cuyo mandato se realizó el trascoro de la Catedral de Murcia donde se inserta la mencionada advocación mariana así como una imagen escultórica de la Inmaculada Concepción, es un claro ejemplo propagandístico de uno de los dogmas de más profunda raigambre española. 

La imagen que nos ocupa presenta recursos técnicos arcaizantes reseñados en la disposición general de la figura, ligeramente envarada pese alcontraposto de la misma, creando una sensación de bloque cerrado; la talla de ropas y plegados crea esa sensación de quietud matizada por la hermosa policromía dorada y azul de túnica y manto, respectivamente. El rostro, de tratamiento delicado halla siempre grandes planos sin apenas modulaciones lo que le imprime estatismo y cierta inexpresividad. El cabello cae sobre hombros y manto creando mechones  de sinuoso grafismo. Pero el conjunto responde a la tradición iconográfica impuesta tras el Concilio de Trento: a caballo entre la iconografía asuncionista, el rigor plástico de aquellas primeras representaciones de la Inmaculada Concepción y los renovados presupuestos estéticos marcados desde la escultura andaluza-Alonso Cano y Pedro de Mena-, ya bien entrado el Seiscientos.

Estado de conservación

Talla en madera de mediano formato. Se encontraba completamente repolicromada. Además presentaba elementos de madera añadidos posteriores a la talla original. Las policromías originales presentaban desgastes y pérdidas de estofas y dorados. También señalar las importantes grietas que presentaba la talla. La policromía original se encontraba cubierta por una gruesa película de suciedad constituida por polvo, creas, humos y restos de barnices muy oxidados.

Proceso de intervención

1. Limpieza.

Eliminación a punta de bisturí del repinte general que presentaba la obra.

2. Desmontado de piezas.

La peana cuenta con dos piezas de madera en ambos laterales. Estas piezas no  pertenecen a la obra inicial. Se determina por tanto quitarlas ya que están tapando parte  del original. 

3. Reposición de faltantes.

Para la reposición de las pequeñas pérdidas de soporte, utilizamos resina epoxi.

4. Estucado y desestucado.

Para la reposición de las carencias de la capa de imprimación se usa un estuco de yeso.

5. Barnizado intermedio.

Barniz retoques.  Se aplica con brocha.

6. Reintegración.

Reintegración cromática diferenciada de túnica y orla dorada del manto.

7. Barnizado final.

El barnizado final de la obra se aplica con pistola. Barniz retoques al 75%, diluido en esencia de trementina.

Imágenes

Inmaculada - Imagen 1 Inmaculada - Imagen 2